“Palabras para Néstor”

Mediante el formato de carta, dirigida al recientemente fallecido Néstor Carlos Kirchner, ex presidente de la Nación, diputado nacional y secretario general de UNASUR al momento de la muerte; el actual diputado por el Frente para la Victoria, Carlos Lorges escribió una sentidas y respetuosas palabras al respecto donde recuerda los momentos junto a Kirchner, sus ideas, su pasión militancia contagiosa entre otros puntos. A continuación el texto de “Palabras para Néstor”: “No hace tanto que te has ido, ni tampoco hablábamos tan seguido, pero no puedo evitar recordar algunas pequeñas charlas, sobre todo cuando éramos muy pocos en la Casa de Santa Cruz, en la calle 25 de Mayo”. “Era un tiempo de entusiasmo desusado para nuestras edades, pero lo tuyo era contagioso y nos sentíamos capaces de cualquier cosa; hasta de gobernar el país”. “Algunas eran charlas domésticas. Solíamos intercambiar recuerdos de nuestras respectivas infancias; como cuando te sorprendí declarando que mi vieja me ponía ventosas en la espalda para curar el catarro, y vos no sabías en que consistía ese tratamiento. De manera que tuve que brindarte detalles y vos solo pudiste retrucarme diciendo que tu vieja no había pasado de hacerte aspirar el vapor de una olla de agua hirviendo, procedimiento que se complementaba con una toalla sobre la cabeza del paciente (vos) para un mejor aprovechamiento de los gases”. “Y cosas por el estilo”. “Y, por supuesto, las imaginables charlas políticas”. “Por aquel entonces descubrí que eras por sobre todas las cosas un buen tipo, querible, y notoriamente inteligente”. “Pero por sobre todas las cosas tenías una virtud rara y que relativiza cualquier defecto que pueda tener un político: te importaban los pobres”. “Un ejemplo. Yo viajaba a Buenos Aires en un auto a gas y el empleado de la estación de servicio en la que cargaba -a la salida de La Plata- me identificaba con vos debido a una calcomanía que tenía en el parabrisas en la que se leía la ambiciosa (e increíble) consigna de "Kirchner Presidente". Solía contarte lo que ese humilde laburante me comentaba y vos adquiriste el hábito de preguntarme que diría el "hombre del gas" ante tal o cual circunstancia. La gente de abajo te importó siempre”. “Fuiste un tipo enorme. Con algunas enormes cagadas, también es cierto. Pero totalmente eclipsadas por tus innumerables virtudes y grandezas”. “Pasó el tiempo, fuiste el presidente que cambió la historia y, como todo, también llegó la hora del desgaste. En una de las últimas charlas que tuvimos me dijiste inusualmente triste: ‘yo siempre digo lo mismo, lo que pasa que antes caía simpático y ahora no’”. “Pues bien”. “Desde tu partida le caés bien a casi todos”. “Por lo menos es lo que parece teniendo en cuenta las misas, homenajes y solicitadas que aparecen a cada rato. Y a algunos de los que firman o se sacan fotos en primera fila, creémelo, nunca les caíste simpático para nada. “Pero bueno, así son las cosas”. “En el poco tiempo que te traté, jamás te dije una mentira. Así que no voy a empezar ahora”. “De todas formas, vos ya no te enterás de estas cosas que están pasando. Y eso es bueno”. “Lo ideal sería que esta repentina simpatía que despertás entre tantos y tan notorios compatriotas sirva para tener en cuenta todo lo bueno y mucho que hiciste para que aporten en la tarea de continuarlo. Hasta pronto”.