La Presidencia de la Universidad Nacional de La Plata realizó en la sede del Rectorado el acto oficial para conmemorar su 120° aniversario. La actividad estuvo encabezada por el presidente de la UNLP, Martín López Armengol, e incluyó un homenaje especial a los ex presidentes de esta Universidad que condujeron la gestión desde el año 1983, tras el retorno de la democracia.
La ceremonia tuvo lugar en el emblemático Patio Julieta Lanteri del Rectorado y contó con la presencia de los decanos de las 17 facultades, los directores de los colegios del sistema de pregrado, secretarios, prosecretarios, referentes de los gremios docentes, Nodocentes y de la Federación Universitaria de La Plata. Participaron además docentes, alumnos y miembros de toda la comunidad universitaria.
La actividad de celebración comenzó con la actuación del Coro Universitario, el Cuarteto de Cuerdas y el Quinteto de Vientos de la casa de estudios. Además, se proyectó por primera vez el tráiler oficial del documental: UNLP 120 AÑOS, producido por la Universidad Nacional de La Plata y realizado por UNLP-TV. También, se presentó un regalo institucional denominado Libro-Objeto, conmemorativo del 120° aniversario, ideado y producido por la secretaría de Arte y Cultura junto a la dirección General de Comunicación Institucional.
La nueva pieza conmemorativa fue entregada a los ex presidentes de la UNLP que asistieron al acto, Angel Luis Plastino, Luis Julián Lima (post mortem), Alberto Dibbern, Gustavo Azpiazu, Fernando Tauber y Raúl Perdomo.
El cierre del acto incluyó el discurso del presidente López Armengol, quien resaltó “la importancia de esta fecha cargada de historia y de presente”.
El titular de la UNLP recordó: “la Universidad Nacional de La Plata cumple 120 años de historia, presente y futuro. Nació como un proyecto moderno e integral que unió docencia, investigación y extensión, y que desde su origen entendió que la misión universitaria no es solo formar profesionales, sino también ciudadanos con conciencia, sentido de la responsabilidad y amor por la verdad”.
“El sueño de Joaquín V. González fue crear una universidad conectada con su ciudad, su tiempo y su sociedad. Una institución que incorpora museos, colegios, observatorios y bibliotecas para democratizar el conocimiento y ponerlo al servicio de la comunidad”, señaló el presidente.
“La Reforma Universitaria de 1918 consagró principios que hoy siguen siendo nuestro norte: autonomía, cogobierno, libertad de cátedra y extensión universitaria como vínculo vivo con la sociedad”, remarcó.
Y subrayó: “hoy rendimos homenaje a quienes, desde la presidencia de esta Universidad en tiempos democráticos, contribuyeron a su crecimiento y fortalecimiento: Raúl Pessacq, Ángel Plastino, Luis Lima, Alberto Dibbern, Gustavo Azpiazu, Fernando Tauber y Raúl Perdomo. Cada uno, con su impronta, dejó una huella en esta casa de estudios pública, gratuita y participativa”.
“La autonomía universitaria no es sólo un mecanismo de autogobierno; es también la capacidad de definir el rumbo académico, incidir en el desarrollo científico-tecnológico y responder a las urgencias sociales sin perder identidad”, apuntó Armengol.
“La gratuidad universitaria, conquistada en 1949, transformó a la Universidad en un verdadero motor de movilidad social ascendente. Sumada al ingreso irrestricto, es un principio irrenunciable para garantizar el derecho a la educación superior”, dijo el presidente.
“El conocimiento pertenece a la sociedad. Por eso la UNLP trabaja en el territorio, en escuelas, barrios, hospitales y organizaciones, construyendo soluciones colectivas a problemas reales.”
“El futuro se construye con hechos -señaló-: el Albergue y el Comedor Universitario, el Polo productivo de Los Hornos, el Polo tecnológico Jorge Sábato, el Centro de Arte, el Hotel Escuela y la Escuela Universitaria de Oficios son algunos ejemplos concretos de una universidad innovadora, solidaria y comprometida”.
“Frente a un escenario de desfinanciamiento y discursos que ponen en duda nuestro rol, la sociedad nos reconoce como un pilar estratégico de la democracia, la justicia social y el desarrollo nacional”, enfatizó el funcionario.
“Incluso en los contextos más adversos, la UNLP sigue representando una esperanza concreta para millones de jóvenes, porque su misión sigue intacta: ampliar derechos, formar profesionales, producir conocimiento y transformar la realidad”.
“La educación superior no puede pensarse como un gasto, sino como una inversión estratégica para el país. Cada peso invertido en la universidad pública es una apuesta ética al bien común”.
Y concluyó: “apostamos a una universidad integrada a América Latina, solidaria, abierta al mundo y que incorpore la innovación tecnológica con una mirada ética, crítica y humanista, sin perder su compromiso con la igualdad y la justicia social”.