Las elecciones del pasado fin de semana en Italia y en las que se elegían diputados y senadores que ingresarán a ambas cámaras, arrojaron más misterios que certezas, políticamente hablando. Si bien el partido del Movimiento Cinco Estrellas (M5E), liderado por el candidato Luigi Di Maio surgió como el más electo, junto con el líder del frente Liga Norte, Matteo Salvini, ninguno pudo obtener la totalidad de las bancas para gobernar.
El escenario político de Italia es incierto y debido a que ninguna fuerza ha consolidado sus alianzas políticas para obtener la mayoría de las bancas. Sin embargo, lo que más preocupa al país europeo es la falta de un horizonte claro y el temor ante propuestas ‘extremistas’, como dijo el ex Primer Ministro Matteo Renzi, al referirse a los partidos de Salvini y Di Maio.
Otro de los puntos en contra que marcaron estos sufragios estuvo vinculado a que solo el 74% del padrón electoral se presentó para sufragar, siendo muy diferente a los anteriores comicios. Además, se piensa que la gran mayoría de ciudadanos italianos optaron por romper con el tradicionalismo de los partidos que figuran siempre en la vidriera y depositaron su confianza hacia otros horizontes.
Esa confianza, sin embargo, puede estar apoyando políticas xenófobas, como sostienen fuentes respecto al partido de la Liga Norte, comandado por Matteo Salvini, que obtuvo un histórico 17,4% de los votos y que se define como derechista. La Liga Norte, con la voz cantante de Coalición de Centroderecha, se impuso en gran parte del Norte de Italia y con la gran propuesta de reducir los impuestos.
Por otra parte, el Movimiento Cinco Estrellas (M5E), creado por el cómico Beppe Grillo y actualmente liderado por el joven de tan solo 31 años, Luigi Di Maio, arrasó en el Sur italiano y también el centro de ese país (Roma), donde históricamente siempre prevalecieron los tradicionales bastiones de la centroizquierda, como así también en Toscana y Umbría.
El M5E, que se muestra como una agrupación ‘antisistema’ o que busca romper con el ‘establishment’ de la política italiana, acaparó el 32,6% de los escrutinios y confirmó ser el primer partido del país. El partido de Di Maio tuvo como bandera de campaña trabajar arduamente para combatir la pobreza, reducir la presión fiscal, relanzar el desarrollo económico, buscar vías de solución ante la marcada crisis inmigratoria, evitar la corrupción y solucionar el gran problema que implica el desempleo juvenil.
La gran decepción fue el tradicional Partido Democrático (PD), de centroizquierda, que en los últimos cinco años estuvo al frente del Gobierno italiano y que obtuvo solo el 18,7% de votos. A partir de este suceso catalogado como ‘catastrófico’ para analistas políticos de aquel país, el ex Primer Ministro, Matteo Renzi, renunció a la Jefatura del partido por ser considerado “el padre de la derrota”.
El frente Forza Italia, del empresario y magnate, Silvio Berlusconi, apenas logró un 14% de votos en lo que fue una elección decepcionante.
Así es la actual situación política en Italia, que de ahora en más estará plagada de cruces y búsqueda de sociedades políticas en tiempos de negociaciones más que difíciles, que deberá atenuar y apaciguar el Presidente de la República, Sergio Matarella.